miércoles, 27 de junio de 2007

La historia de Ron, el perro que lo mordió a Navxrrx Montxyax

El ovejero más famoso de Chile entró en el recuerdo por atacar en un partido de la Libertadores al entonces arquero de Boca. El animal murió un año después. A casi 15 años, los hinchas del Colo Colo visitan su tumba para homenajearlo. Justo cuando el equipo argentino jugará un partido de copa en el país vecino.



Aquí yace el noble ovejero alemán, baluarte de su raza y ejemplo para la especie humana", reza la lápida, adornada con laureles, de Ron, aquel perro que supo ganarse fama por morder al entonces arquero de Boca, Carlos Fernando Navarro Montoya, en un partido de Copa Libertadores disputado hace ya casi 15 años.

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" Sus restos descansan en un cementerio canino al pie del cerro San Cristóbal, en Santiago de Chile. En esa misma ciudad fue el protagonista de la noche del 22 de mayo de 1991, cuando Colo Colo y Boca se enfrentaban por una de las semifinales de la Copa, partido que terminó en escándalo por la batalla campal a la que dieron lugar jugadores argentinos y chilenos.

Las casualidades quisieron que Boca regrese hoy al país vecino para disputar un encuentro de la misma instancia de un certamen continental, donde también aguarda un marco con gran cantidad de público en las tribunas, ya que las entradas se agotaron en menos de 24 horas.

Pese a la intimidante imagen del perro que quedó grabada en el recuerdo de los hinchas de Boca, desde el país trasandino lo toman con simpatía. "Fue un perrito alegre y juguetón", confesó su instructor -en declaraciones publicadas por el
Diario de Cuyo- mientras relató que Ron era un asiduo participante de las formaciones caninas de carabineros que intervenían en los actos patrios.

Ron no había cumplido los cinco años –le faltaban sólo cuatro años- cuando de pronto se encontró en un estadio colmado por 60 mil personas que no iban a tolerar otra cosa que un resultado favorable, para revertir el 1-0 del encuentro de ida, jugado una semana antes en la Bombonera.

Has
ta allí era uno más de una camada de caninos que también integraban Jack, Mister Chips, Pola, Nerón, Laika y Bucky, todos pertenecientes a la sección del VII Escuadrón de Suboficiales de Carabineros.

Pero corrían 20 minutos de juego cuando Colo Colo abrió el marcador por intermedio de Rubén Martínez. En el preciso instante en que el goleador festejaba el tanto, camarógrafos, hinchas y fotógrafos locales invadieron la cancha para abrazar a los jugadores chilenos e insultar a los de Boca.

Dos minutos después el argentino Marcelo Barticiotto, figura del conjunto trasandino, marcó el segundo y el terreno de juego fue otra vez invadido, mientras gritaban el gol en la cara de Blas Giunta, Gabriel Batistuta y el entrenador uruguayo Oscar Tabárez. Esta actitud enardeció a los jugadores y cuerpo técnico de Boca.

Empujones, escupitajos y trompadas. De fútbol, bien gracias. El árbitro Marsiglia, luego de unos breves minutos de interrupción, dispuso la continuidad del juego, y allí Boca pudo descontar gracias a un gol de Diego Latorre, quien también provocó a sus rivales.

Muy nervioso, el defensor Garrido lo tomó de cuello y lo tiró al piso, pero el partido siguió y a siete minutos del final Rubén Martínez, en una jugada viciada de nulidad pero aceptada por al árbitro, puso el marcador 3 a 1 favorable al local y todo se desbordó una vez más.

Ya había entonces centenares de personas en el campo de juego, que minutos antes estaban detrás del arco defendido por Navarro Montoya. El arquero fue precisamente el blanco de los primeros golpes y, como si no alcanzara, llegó el momento que consagraría a Ron: el perro logró deshacerse de la contención de su amo y le aplicó al actual arquero del puntero del Apertura un mordisco en su glúteo derecho.

Por esta acción, Ron fue tapa de los diarios y revistas de la época y su imagen recorrió el país. A todos lados donde iba, la gente le recordaba a los carabineros el episodio vivido en el estadio Monumental. Al año siguiente, exactamente el 5 de diciembre, un paro cardíaco acabó con su vida, aunque de ninguna manera con su fama.

Tanto que las repercusiones llegaron casi inmediatamente a la Argentina, donde el arquero fue víctima de cuanta ocurrencia existiera para asociar la muerte del animal con algún tipo de contagio. Además, el perro fue homenajeado con un monumento y todos los 22 de mayo los hinchas más fanáticos del Colo Colo visitan su tumba para recordarlo. El día que pasó a la historia por hacer famoso al perro que mordió al "Mono".





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